El Patriarcado de Constantinopla, también conocido como el “Primer Trono” de la Iglesia Ortodoxa Oriental, ha tenido una historia fascinante bajo el dominio otomano. Tras la conquista de Constantinopla en 1453, el Sultán Mehmed II permitió la elección de un nuevo Patriarca, iniciando así la tutela otomana del Patriarcado.
Tutela otomana
Bajo la tutela otomana, el Patriarca se convirtió en el líder civil de los cristianos ortodoxos griegos del Imperio. Conquistaron Serbia y abolieron el Patriarcado de Peć, anexándolo a Constantinopla, aunque luego fue restablecido. En 1484, un Concilio Ortodoxo en Constantinopla rechazó la unión con la Iglesia Católica acordada en Florencia.
Dominio sobre otros Patriarcados
Con la conquista otomana de Medio Oriente, la autocefalía de los Patriarcados de Alejandría, Antioquía y Jerusalén quedó virtualmente abolida. Constantinopla eligió a sus Patriarcas durante siglos. En 1571, Chipre fue conquistado y su Iglesia fue restablecida como autocéfala.
Reconocimiento de la autocefalía
En 1589, el Patriarca Ecuménico reconoció la autocefalía del Patriarcado de Moscú, confirmada en 1593. En 1766 y 1767, los Patriarcados de Peć y Ohrid fueron abolidos y anexados a Constantinopla, excepto Montenegro.
Restablecimiento de la autocefalía
Durante la Guerra de Independencia de Grecia, el Patriarcado restauró la autocefalía de la Iglesia Ortodoxa Serbia en 1831 y reconoció la autocefalía de la Iglesia Ortodoxa Griega en 1850. En 1864, la Iglesia Ortodoxa Rumana se declaró autocéfala, reconocida por Constantinopla en 1885.
Conflictos con el Exarcado Búlgaro
En 1870, se creó el Exarcado Búlgaro, pero el Patriarcado Ecuménico no lo reconoció como legítimo. Tras la Guerra de los Balcanes, Grecia anexó nuevos territorios, lo que llevó a conflictos de jurisdicción con el Exarcado Búlgaro.
En 1920, Constantinopla reconoció la autocefalía y el estatus patriarcal de la Iglesia Ortodoxa Serbia. En 1922, la Iglesia Ortodoxa Albania se declaró autocéfala unilateralmente. En el mismo año, se estableció la Arquidiócesis Autónoma de América del Norte y del Sur.
El Patriarcado de Constantinopla ha desempeñado un papel crucial en la historia de la Iglesia Ortodoxa Oriental, manteniendo su posición como “Primer Trono” y guiando a los cristianos ortodoxos durante siglos de cambios y desafíos. Su relación con el Imperio Otomano dio forma a su estructura y autoridad, lo que llevó a la evolución de la Iglesia Ortodoxa en la región.
Consejos, enseñanzas y puntos clave del Patriarcado de Constantinopla bajo el Imperio Otomano
El Patriarcado jugó un papel central en la administración civil de los cristianos ortodoxos griegos en el Imperio Otomano.
El Patriarcado de Constantinopla anexó y restableció varios patriarcados regionales, consolidando su poder.
La conquista otomana de Medio Oriente llevó a la pérdida de autocefalía de los patriarcados de Alejandría, Antioquía y Jerusalén.
Constantinopla reconoció la autocefalía del Patriarcado de Moscú, estableciendo una importante relación con la Iglesia Ortodoxa Rusa.
El Patriarcado apoyó la independencia de Grecia y Serbia, reconociendo su autocefalía.
La Guerra de los Balcanes y la Guerra de la Independencia de Grecia provocaron conflictos de jurisdicción y llevaron a la creación del Exarcado Búlgaro.
El Patriarcado jugó un papel en el establecimiento de la Iglesia Ortodoxa en América del Norte y del Sur.
La abolición de los patriarcados de Peć y Ohrid fortaleció aún más la influencia de Constantinopla.
El título de “Patriarcado Ecuménico” es honorífico, sin jurisdicción sobre otros patriarcados.
El Patriarcado ha mantenido una relación histórica con España, apoyando la independencia griega y promoviendo el diálogo interreligioso.
El Patriarcado ha participado en esfuerzos humanitarios y colaboraciones en España, abordando la crisis migratoria y preservando el patrimonio cultural.
