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El Plan Divino: El Propósito de la Creación y el Papel de la Humanidad en la Obra de Salvación

El Plan Divino: El Propósito de la Creación y el Papel de la Humanidad en la Obra de Salvación

El Plan de Felicidad de Dios: El Camino hacia la Exaltación

Como discípulos de Jesucristo, reconocemos que somos participantes en el plan divino del Padre Celestial, un plan diseñado para nuestra felicidad eterna. Este plan, conocido como el Plan de Felicidad, se centra en el crecimiento espiritual, la expiación de Jesucristo y la exaltación, el proceso de llegar a ser como Dios y vivir para siempre en su presencia.

El propósito de Dios es “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39). La inmortalidad, o resurrección, es el regalo de vivir para siempre con cuerpos perfectos. La vida eterna, o exaltación, va más allá de la inmortalidad e implica alcanzar el potencial divino, llegando a ser como Dios y viviendo con Él por toda la eternidad.

Jesucristo: El Salvador y Redentor

Jesucristo ocupa un lugar central en el plan de Dios. Como el Salvador y Redentor, Jesucristo sufrió y murió por nuestros pecados, haciéndose cargo de nuestras transgresiones y abriendo el camino para que recibiéramos la misericordia y el perdón de Dios. Su sacrificio expiatorio asegura la resurrección y la inmortalidad para todos los que han vivido y vivirán sobre la tierra.

Para recibir la vida eterna, debemos “venir a Cristo” (Moroni 10:32), ejerciendo fe en Él, arrepintiéndonos de nuestros pecados y siguiendo sus enseñanzas. Jesucristo es la fuente de purificación y transformación, y a través de Él podemos llegar a ser nuevas criaturas, libres de la esclavitud del pecado y dignos de recibir la exaltación.

La Obra de Salvación y Exaltación: El Papel de la Humanidad

Participamos en la obra de salvación y exaltación de Dios al seguir a Cristo y ayudar a otros a hacer lo mismo. Esta obra se basa en los dos grandes mandamientos: amar a Dios y amar a nuestro prójimo (Mateo 22:37-39). Implica cuatro responsabilidades divinamente asignadas:

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1. Vivir el Evangelio de Jesucristo: Ejercer fe, arrepentirse, hacer convenios y perseverar en guardarlos.
2. Cuidar de los necesitados: Servir, ministrar, compartir recursos y ayudar a los demás a ser autosuficientes.
3. Invitar a todos a recibir el Evangelio: Participar en la obra misional y apoyar a los miembros nuevos.
4. Unir a las familias por la eternidad: Hacer convenios en el templo, encontrar y bautizar a antepasados, y asistir regularmente al templo.

Al comprender y participar en estas responsabilidades, contribuimos a la obra de salvación y exaltación, ayudando a otros a regresar a Dios y experimentar la plenitud eterna.

El Poder de Dios: El Impulso para el Crecimiento

Dios, en su infinita bondad, nos ha dado el don de la agencia, la capacidad de elegir y actuar por nosotros mismos. Sin embargo, reconocemos que nuestro poder es limitado y que necesitamos la ayuda y la guía de Dios para alcanzar nuestro potencial divino.

El poder de Dios se manifiesta a través de su Espíritu Santo, que nos guía, protege y fortalece. Al someternos a la influencia del Espíritu Santo, podemos recibir revelación, superar obstáculos y crecer en sabiduría y comprensión. El poder de Dios también se evidencia en las bendiciones y oportunidades que recibimos a medida que nos esforzamos por seguir su plan.

Conclusión: El Propósito y el Privilegio de la Vida

Como discípulos de Jesucristo, tenemos el privilegio de participar en el plan divino de Dios. Al comprender nuestro propósito, seguir a Cristo y ayudar a otros en su camino hacia la exaltación, podemos experimentar la alegría y la plenitud que acompañan a esta obra sagrada. Recordando que Dios nos ama y nos ha dado el poder para cumplir su plan, podemos avanzar con confianza, sabiendo que estamos participando en algo mucho más grande que nosotros mismos.

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Característica/Consejo/Punto Clave Descripción
Plan de Felicidad de Dios El plan del Padre Celestial para permitirnos experimentar todas Sus bendiciones, incluyendo la inmortalidad y la vida eterna.
Jesucristo y la Expiación Jesucristo es central en el plan de Dios, y Su sacrificio expiatorio asegura la resurrección e inmortalidad para todos.
Responsabilidades Divinas Participamos en la obra de salvación y exaltación al seguir a Cristo y ayudar a otros a hacerlo, lo que implica vivir el Evangelio, cuidar de los necesitados, invitar a todos al Evangelio y unir a las familias por la eternidad.
Vivir el Evangelio Ejercer fe, arrepentirse, hacer convenios y perseverar en guardarlos.
Cuidar de los necesitados Servir, ministrar, compartir recursos y ayudar a los demás a ser autosuficientes.
Invitar a todos a recibir el Evangelio Participar en la obra misional y apoyar a los miembros nuevos.
Unir a las familias por la eternidad Hacer convenios en el templo, encontrar y bautizar a antepasados, y asistir regularmente al templo.
Comprender el plan de Dios Se basa en las Escrituras, la oración y la guía del Espíritu Santo.
Participar en la obra de salvación Ayudar a otros a regresar a Dios y experimentar la plenitud eterna.
Guía personal El Espíritu Santo nos guía a través de circunstancias, personas y la Palabra de Dios.
Confianza en Dios Incluso cuando no entendamos Su plan, debemos confiar en Su sabiduría y amor.
Perseverancia Debemos superar los obstáculos y nunca rendirnos.
Propósito y satisfacción Cumplir el plan de Dios trae propósito y satisfacción duraderos.

Preguntas Frecuentes sobre el Plan de Dios

¿Cuál es el propósito de mi vida según el plan de Dios?

Respuesta: El plan de Dios es llevar a cabo tu inmortalidad y vida eterna (Moisés 1:39). Esto incluye llegar a ser como Dios y vivir con Él en familias eternamente.

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¿Cómo puedo descubrir mi propósito en la vida?

Respuesta: Pide guía al Espíritu Santo, ora, estudia la Biblia y sé receptivo a las oportunidades que Dios te brinda.

¿Qué responsabilidades tengo en el plan de Dios?

Respuesta: Vivir el Evangelio, cuidar de los necesitados, invitar a todos al Evangelio y unir a las familias por la eternidad.

¿Cómo participo en la obra de salvación y exaltación?

Respuesta: Siguiendo a Cristo, ayudando a otros a venir a Él y cumpliendo las cuatro responsabilidades divinas: vivir el Evangelio, cuidar de los necesitados, invitar al Evangelio y unir a las familias.

¿Cómo me guía Dios?

Respuesta: Dios guía a través del Espíritu Santo, las circunstancias, las personas y Su Palabra.

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