Los ortodoxos veneran a María como la Madre de Dios (Theotokos), pero no tienen dogmas sobre su nacimiento o su muerte. No creen en la Inmaculada Concepción católica, que afirma que María nació libre de pecado.
La Dormición y la Asunción
Los ortodoxos creen en la Dormición de María, su muerte y glorificación simultánea. Sin embargo, no aceptan la Asunción católica, que afirma que María fue llevada al cielo en cuerpo y alma.
María en la Encarnación
Para los ortodoxos, María está inseparablemente ligada a la Encarnación, la unión de lo divino y lo humano en Jesucristo. María representa la humanidad que participa en la acción salvadora de Dios.
Modelo de Discipulado
Los ortodoxos ven a María como un modelo de verdadero discipulado. Aceptó la voluntad de Dios de corazón y es un ejemplo de la acogida de Cristo.
Simbolismo de la Humanidad
Simbólicamente, María representa la “Nueva Humanidad”, la humanidad que acoge a Cristo. Todos los cristianos están llamados a tener esta actitud de acogida y apertura.
Diferencias con el Catolicismo
Veneración de la Virgen María:
Ortodoxos: veneran a María como Madre de Dios, pero rechazan el dogma de la Inmaculada Concepción.
Católicos: creen en la Inmaculada Concepción y la Asunción.
Filiación del Espíritu Santo:
Ortodoxos: creen que el Espíritu Santo procede solo del Padre.
Católicos: creen que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo (Filioque).
Purgatorio:
Ortodoxos: rechazan el concepto de purgatorio, creyendo que el juicio ocurre inmediatamente después de la muerte.
Católicos: creen en el purgatorio como un lugar de purificación después de la muerte.
La veneración a María en la ortodoxia enfatiza su papel como figura de la humanidad que participa en la salvación y como modelo de discipulado. Si bien los ortodoxos comparten la creencia en María como Madre de Dios con los católicos, sus diferencias en la veneración y otros aspectos de la fe reflejan sus distintas tradiciones y comprensión teológicas.
