En los siglos VIII y IX, el Imperio Bizantino se vio sacudido por la controversia iconoclasta, un debate teológico sobre la veneración de los iconos religiosos. El emperador León III el Isáurico inició el movimiento iconoclasta, prohibiendo la veneración de imágenes por considerarlas idólatras.
Los iconódulos, liderados por el Papa Gregorio II y el Patriarca Germán, se opusieron firmemente a la iconoclastia. Argumentaron que los iconos eran representaciones del Verbo encarnado y que su veneración honraba al prototipo que representaban. El erudito teólogo Juan Damasceno defendió con vehemencia la veneración de los iconos.
El Séptimo Concilio Ecuménico
En 787, el Séptimo Concilio Ecuménico, celebrado en Nicea, resolvió la controversia iconoclasta. El concilio definió que la veneración de los iconos era una parte integral de la fe ortodoxa. Prohibió la adoración de las imágenes, pero permitió su veneración como un medio para elevar la mente hacia Dios.
El Renacimiento de la Iconoclastia
Después del Séptimo Concilio Ecuménico, la persecución de los iconódulos continuó bajo León V el Armenio y sus sucesores. El abad Teodoro el Estudita y otros monjes se resistieron valientemente a la iconoclastia, sufriendo encarcelamiento y tortura.
El Triunfo de la Ortodoxia
En 843, la emperatriz Teodora, regente de su hijo Miguel III, puso fin a la iconoclastia y restauró la veneración de los iconos. Este acontecimiento se celebra en la Iglesia Ortodoxa como el “Triunfo de la Ortodoxia”, que se conmemora anualmente el primer domingo de la Gran Cuaresma.
Los iconos son una parte esencial de la fe ortodoxa. Representan la encarnación de Cristo y su presencia entre los creyentes. Los iconos facilitan la молитва (oración) y la contemplación, ayudando a los creyentes a conectarse con lo divino.
Los iconos ortodoxos se caracterizan por su estilo simbólico y bidimensional. La ausencia de perspectiva y la representación no realista de las figuras humanas enfatizan la realidad trascendente que representan los iconos.
Los Concilios Ecuménicos y la Recepción
Los concilios ecuménicos, como el Séptimo Concilio Ecuménico, desempeñaron un papel crucial en la definición de la teología ortodoxa y la resolución de las disputas teológicas. Sin embargo, el reconocimiento de los concilios ecuménicos no fue automático. Pasó por un proceso de “recepción” por parte de las iglesias locales.
La iglesia occidental, liderada por el Papa, consideraba la confirmación papal como esencial para la legitimidad de los concilios. Sin embargo, la iglesia oriental enfatizaba la recepción local y la aceptación de las decisiones conciliares por parte de las iglesias individuales.
La controversia iconoclasta fue un momento definitorio en la historia de la Iglesia Ortodoxa. La derrota de la iconoclastia y el triunfo de la ortodoxia afirmaron la importancia de los iconos en la fe ortodoxa. Los iconos siguen siendo una parte vital de la vida de la Iglesia, facilitando la молитва y la contemplación, y conectando a los creyentes con la presencia de Dios encarnado.
Característica/Consejo/Punto Clave
Descripción
Historia
En 843, el sínodo restauró los iconos en las iglesias después de la derrota del movimiento iconoclasta.
Significado
El triunfo representa la victoria de la ortodoxia sobre la herejía y la importancia de los iconos para la fe ortodoxa.
Servicio
La procesión con iconos va seguida de la proclamación del “Sínodo de la Ortodoxia”, que enumera a los santos y herejes.
Diferencias entre las iglesias
El sínodo utilizado varía entre las iglesias ortodoxas, lo que refleja las diferencias teológicas.
Importancia teológica
Subraya la creencia en la Encarnación y el rechazo de las herejías que desafían esta verdad.
Puntos Relevantes de Wikipedia
Iconoclasia: Rechazo a las imágenes religiosas; Veneración de iconos: Creencia en que las imágenes representan a Dios y a los santos; Concilio de Nicea: Afirmó la veneración de iconos; Concilio de Trento: Reafirmó la veneración de iconos en la Iglesia Católica; Controversia iconoclasta: Debate sobre la veneración de iconos en el Imperio Bizantino; Concilios ecuménicos: Definieron la teología ortodoxa y establecieron la relación entre la Iglesia y el Estado; Recepción: Reconocimiento de los concilios ecuménicos a través del debate y la aceptación; Papel de la Iglesia Romana: Participación a través de legados, pero la confirmación papal no era esencial para la legitimidad.
Preguntas Frecuentes sobre la Historia de la Iconoclastia en la Iglesia Ortodoxa
¿Qué es la iconoclastia?
La iconoclastia es el rechazo o destrucción de imágenes religiosas, como pinturas, iconos y estatuas.
¿Cuándo tuvo lugar la controversia iconoclasta en la Iglesia Ortodoxa?
La controversia iconoclasta tuvo lugar principalmente durante los siglos VIII y IX.
¿Quién inició la iconoclastia en el Imperio Bizantino?
El emperador León III prohibió la veneración de imágenes en 726.
¿Cuáles eran los argumentos de los iconoclastas?
Los iconoclastas argumentaban que las imágenes violaban la prohibición bíblica de ídolos y que distraían de la verdadera adoración.
¿Quiénes defendieron la veneración de los iconos?
Los iconódulos, liderados por el teólogo Juan Damasceno, argumentaban que las imágenes eran un medio para elevar la mente hacia Dios y que no eran adoradas en sí mismas.
¿Qué papel jugó el Séptimo Concilio Ecuménico?
El Séptimo Concilio Ecuménico, celebrado en 787, definió que la veneración de los iconos era parte de la fe ortodoxa.
¿Cuándo terminó la iconoclastia en la Iglesia Ortodoxa?
La iconoclastia terminó oficialmente en 843 cuando la emperatriz Teodora restauró la veneración de los iconos y proclamó el “Triunfo de la Ortodoxia”.
¿Por qué el “Triunfo de la Ortodoxia” es importante para la Iglesia Ortodoxa?
El “Triunfo de la Ortodoxia” simboliza la victoria de la ortodoxia sobre la herejía y la importancia de los iconos en la fe ortodoxa.
¿Qué papel juegan los iconos en la fe ortodoxa?
Los iconos se consideran esenciales en la fe ortodoxa porque representan la Encarnación de Cristo y facilitan su presencia para los creyentes.
