Un Corazón Morada para el Rey de Reyes
Jesús, la figura central del cristianismo, no tiene una residencia terrenal perceptible. En cambio, habita en los corazones de aquellos que han aceptado su amor y entregado sus vidas a Él. Esta verdad se ilustra en la declaración del apóstol Pablo: “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” (Gálatas 2:20).
Expresando la Vida de Cristo
Vivir la vida de Cristo implica manifestar su amor, cuidado y compasión hacia los demás. Las enseñanzas de Romanos 12, Efesios 4-5 y Colosenses 3 nos guían a enfocarnos en las realidades celestiales, deshacernos de los malos hábitos y cultivar virtudes como la humildad, la amabilidad y el amor.
Como representantes del cuerpo físico de Cristo en la Tierra, debemos encarnar su espíritu de amor y sacrificio. Somos sus manos ayudadoras, su corazón amoroso, sus ojos compasivos y su voz de aliento. Nuestras acciones deben glorificar a Dios y servir como un testimonio de su presencia en el mundo.
El Cielo en los Corazones de los Creyentes
La verdadera residencia de Jesús no es un lugar físico, sino los corazones de los creyentes. Al expresar su vida a través de nosotros, vivimos como ciudadanos del cielo, guiados por su espíritu de amor y servicio. Al hacerlo, testificamos su presencia en el mundo y hacemos visible su vida para aquellos que aún no lo han encontrado.
Puntos Clave
- Jesús vive en los corazones de aquellos que lo aceptan como su Salvador.
- Vivir la vida de Cristo implica expresar su amor, cuidado y compasión.
- Debemos encarnar el espíritu de Cristo y ser sus representantes en la Tierra.
- La residencia de Jesús es el cielo en los corazones de los creyentes.
- Testificamos su presencia en el mundo mediante nuestras acciones de amor y servicio.
Conclusión
La morada de Jesús no se limita a un lugar físico. Habita en los corazones de aquellos que lo aman y siguen sus enseñanzas. Al vivir nuestras vidas para la gloria de Dios y expresar su amor y compasión, nos convertimos en el testimonio viviente de su presencia en el mundo.
Característica/Consejo/Punto Clave | Descripción |
---|---|
Residencia de Jesús | Jesús no tiene una residencia física en la Tierra, sino que reside en los corazones de los creyentes. |
Expresar la vida de Cristo | Los creyentes deben expresar el amor y el cuidado de Cristo a los demás, siguiendo sus enseñanzas. |
Representantes de Jesús | Como representantes del cuerpo físico de Jesús, los cristianos deben encarnar su espíritu de amor y entrega. |
Verdadera residencia de Jesús | La verdadera morada de Jesús no es un lugar físico, sino los corazones de los creyentes. |
Vivir para la gloria de Dios | Los cristianos deben vivir sus vidas para la gloria de Dios, haciendo todo para una audiencia de un solo hombre: Él mismo. |
Ciudadanos del cielo | Al expresar la vida de Cristo, los creyentes viven como ciudadanos del cielo, guiados por su espíritu de amor y servicio. |
Testimonio de la presencia de Jesús | Los cristianos testifican la presencia de Jesús en el mundo al vivir según su ejemplo. |
¿Dónde vive Jesús en la actualidad?
Jesús no tiene una residencia física en la Tierra, sino que vive en los corazones de quienes lo han aceptado como Salvador y Señor.
¿Qué significa que Jesús vive en los corazones de los creyentes?
Cuando aceptamos a Jesús en nuestros corazones, su Espíritu Santo viene a morar en nosotros. Esto nos permite experimentar su amor, guía y poder en nuestras vidas.
¿Cómo podemos saber si Jesús vive en nuestro corazón?
Si hemos nacido de nuevo (aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador), el Espíritu Santo morará en nosotros. Podemos reconocer su presencia a través de los cambios en nuestras vidas, como una mayor compasión, amor, alegría y paz.