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En el bullicio de la vida diaria, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Nos encontramos atrapados en el ciclo de preocupaciones, deseos y ambiciones terrenales, olvidando nuestra verdadera identidad y propósito. Sin embargo, la Biblia nos ofrece un mensaje de esperanza y transformación, invitándonos a vivir con una perspectiva celestial. Colosenses 3:1 nos recuerda este llamado: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.”

La Importancia de Buscar las Cosas de Arriba

La frase “buscar las cosas de arriba” no se refiere a un escape de la realidad, sino a una transformación de nuestra perspectiva. Es un llamado a enfocar nuestra mente, corazón y vida en lo que es eterno, en lo que realmente tiene valor. Como seres creados a imagen de Dios, estamos diseñados para tener comunión con Él y experimentar la plenitud que solo Él puede ofrecer. Pero cuando nos dejamos llevar por las cosas terrenales, perdemos de vista nuestra verdadera naturaleza y nuestro propósito.

Imaginemos una persona que está obsesionada con conseguir un ascenso en su trabajo. Su vida se centra en cumplir con las expectativas de su jefe, en demostrar su valía, en obtener reconocimiento y recompensas. Aunque este objetivo puede parecer legítimo, puede convertirse en una obsesión que la consume por completo, impidiéndole disfrutar de las otras áreas de su vida, como su familia, sus amigos, su salud o su relación con Dios. En este caso, la persona está buscando satisfacciones terrenales que son pasajeras y que no pueden llenar el vacío que solo Dios puede llenar.

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Ejemplos de “Cosas de Arriba”

Buscar las cosas de arriba implica enfocarnos en nuestra relación con Dios, en su palabra, en su voluntad para nuestra vida. Es buscar la justicia, la paz, la bondad, la fe, la mansedumbre y el dominio propio, que son frutos del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23). Es vivir con un corazón de compasión, perdón, y amor hacia los demás, reflejando el carácter de Dios.

Ejemplos concretos de buscar las cosas de arriba pueden ser: dedicar tiempo a la oración y la lectura de la Biblia, participar en un grupo de estudio bíblico, ayudar a los necesitados, servir en la iglesia, buscar la voluntad de Dios en cada decisión, cultivar una vida de agradecimiento, y enfocar nuestra mente en pensamientos positivos y esperanzadores.

Vivir en la Realidad Celestial: Una Nueva Perspectiva

Vivir en la realidad celestial no se trata de ignorar las dificultades de la vida, sino de afrontarlas con una perspectiva diferente. Es confiar en que Dios está en control, incluso en los momentos más difíciles. Es saber que nuestra verdadera identidad y seguridad se encuentran en Él, no en las circunstancias que nos rodean.

Cuando buscamos las cosas de arriba, nuestra vida adquiere un nuevo significado y propósito. Dejamos de ser esclavos de nuestras pasiones y deseos, y nos convertimos en hijos de Dios, libres para vivir con alegría, paz y esperanza.

Un Cambio de Mentalidad

La transición de una perspectiva terrenal a una celestial implica un cambio de mentalidad. Es como cambiar el enfoque de una cámara. En lugar de enfocar la lente en nuestras necesidades, deseos y miedos, la dirigimos hacia Dios, hacia su amor, su gracia y su poder. Este cambio requiere un esfuerzo consciente y constante, pero vale la pena.

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El Poder de la Oración

La oración es una herramienta fundamental para vivir en la realidad celestial. A través de la oración, nos conectamos con Dios, compartimos nuestros pensamientos, emociones y necesidades con Él, y recibimos su guía y fortaleza. La oración nos ayuda a mantener nuestra mente enfocada en las cosas de arriba, incluso en medio de las presiones y distracciones de la vida.

Vivir en la realidad celestial, como nos invita Colosenses 3:1, es una elección que transforma nuestra vida. Es un viaje que comienza con una decisión consciente de buscar las cosas de arriba, de enfocar nuestra mente, corazón y vida en lo que realmente importa. Es una aventura llena de desafíos y recompensas. Es una oportunidad de experimentar la plenitud que solo Dios puede ofrecer.

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